miércoles, 19 de enero de 2011

Del "paso de Trevelez" al Picón del Jerez: el Barranco del Alhorí

Desde “el paso Trevelez” a la cima del “Picón del Jerez”, el barranco del Alahorí y las lomas que lo encajonan ofrecen una de las estampas más hermosas y espectaculares de toda Sierra Nevada. En invierno, el manto blanco convierte este paraje en un verdadero paraíso, donde puedes pasear por la nieve, deslizarte con los esquís, calzarte los crampones y realizar la exigente subida hasta su cima, poner a prueba tu técnica en alguno de sus corredores o probar con las exigentes cascadas de hielo.

                En la temporada invernal el circo del Alahorí es la estrella indiscutible. El ancestral glaciar horadó las caras norte y noroeste de forma salvaje, dejando moles gigantescas de roca entre cuyas rendijas se precipitan cientos de metros, corredores de nieve y cascadas de hielo.


               
               En verano, contradiciendo la sequía del sur, el Alahorí discurre, siempre vivaracho, por la cara norte de la montaña, atravesando en poco tiempo paisajes muy distintos: pinares, matorral, hierba y roca alternan con las vacas y caballo que pastan en semilibertad al lado de las bravas cabras montesas.
                Hay que avisar a los incautos que ninguna subida al Picón es fácil, no hay atajos, ni modo mecánico de acercarse a su cenit. Su cima sólo admite el esfuerzo en pago: al menos tres horas y media ininterrumpidas de cuestas empinadas que apenas dan descanso. Pero la recompensa merece la pena, todas las agujas míticas de Sierra Nevada se ofrecen a nuestros ojos,  una panorámica espectacular que alimenta más que la vista, el espíritu.

                Otro de las bondades del Picón es que es una montaña lo sufrientemente aislada de la contaminación humana. Fuera de temporada es fácil encontrarse en medio de una de sus laderas, sólo, rodeado de naturaleza por todas partes, sin que los sentidos perciban nada que perturbe la sensación.
                También se suma a la lista de sus bondades, que la mayoría de las actividades, sino todas,  puedan realizarse en un día, ya que no exigen aproximaciones.
                El punto de inicio de las rutas es siempre, el refugio guardado de “Postero Alto”, un lugar excelente para pernoctar, comer, o sencillamente tomar un tentenpie y echar un rato de charla con sus guardas o los montañeros




               
           El Picón es una cima mítica, exigente, que no defrauda nunca, con el poder de despertar en algunos corazones, para siempre, el amor por la alta montaña.




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