martes, 3 de mayo de 2011

Gestión de la temperatura corporal en los deportes de montaña



1.       Gestión de la temperatura corporal en los deportes de montaña

1.1.    Consideraciones previas

A este tema, el de la temperatura corporal, llegué indirectamente, o mejor dicho, me abocó mi  preocupación por entender como funciona la vestimenta en la práctica del alpinismo. No tarde en darme cuenta de que éste es el verdero inicio del camino y de que ninguna reflexión sobre la indumentaria en la montaña puede plantearse, con rigor y profundidad, sin partir de una comprensión, al menos básica, de los mecanismos por los que nuestro cuerpo genera y pierde calor.

                 Así que antes de preguntarnos si la pluma da más calor que la fibra y si el polipropileno es mejor que el algodón habrá que responder a la pregunta primigenia: ¿para que nos vestimos?

                Dejando a un lado el pudor (y la higiene), la principal razón de vestirnos es la comodidad (que puede convertirse en necesidad). Y esta comodidad no es otra que la que se obtiene de mantener estable nuestra temperatura corporal. Por eso, cuando hace frío nos abrigamos y cuando hace calor nos desvestimos.  Todos, de forma intuitiva, modificamos nuestra vestimenta para mantenerla acorde a nuestras necesidades térmicas. Los montañeros y alpinistas no hacen sino seguir esta pauta universal.

                He aquí la razón por la que la vestimenta de montaña debe explicarse, exponiendo primero los mecanismos por los que nuestro cuerpo genera y pierde calor, porque la vestimenta “no funciona” por sí sola, su idoneidad, su conveniencia, viene determinada por las demandas térmicas de nuestro organismo:

1.2.    Temperatura corporal

            Lo primero que cabe señalar es que temperatura y calor no son sinónimos. La temperatura es una magnitud que indica la capacidad térmica de un cuerpo, es decir, su capacidad para dar o recibir calor; el calor es una energía. Nosotros tenemos una temperatura y ganamos o perdemos calor.

            La segunda apreciación necesaria es que el cuerpo humano posee una temperatura interna, constante y fuertemente regulada, y una temperatura cutánea de los tejidos periféricos que puede oscilar más ampliamente.
El cuerpo humano, que es muy sabio, tiene una gran capacidad para mantener el organismo a una temperatura interior constante, entre 36.5 y 37.5, con mínimos márgenes de variación. Es lo que se conoce con el nombre de control homotérmico. Este control de la temperatura se consigue jugando con los mecanismos capaces de elevarla o disminuirla.

¨       Los primeros son los llamados mecanismos termogénicos:
·         Física: actividad muscular y descenso del flujo sanguíneo periférico.
·         Química: de origen hormonal y reacciones metabólicas
·         Factores ambientales.

¨       Los segundos reciben el nombre de mecanismos termolíticos:
·         Pérdida cutánea (por conducción, convención, transpiración y radiación);
·         Pérdida respiratoria y
·         Factores ambientales.  

¨       Los factores ambientales que afectan a la temperatura corporal son:
·         El sol
·         El viento
·         La humedad

Si bien la gestión de estos mecanismos condiciona en gran medida la práctica deportiva en general, se vuelve de vital importancia en la  práctica del montañismo invernal, dónde el frío puede pasar de ser un incómodo compañero a convertirse en un enemigo letal.

De ahí, la importancia de conocer la dinámica de la pérdida y ganancia de calor corporal así como la manera de incentivar una y atenuar otra, en función de nuestras necesidades.
2.3. La piel

1.3.    La piel


La piel es el órgano más grande del cuerpo humano. Es un enorme intercambiador térmico cuya dinámica adquiere para los montañeros una importancia capital.

1.3.1. Transmisión del calor metabólico a la piel

El calor producido en el interior de los tejidos durante el ejercicio llega a la piel por dos medios:
Conducción: La diferencia de temperatura entre el interior de nuestro cuerpo y exterior hace que el calor se desplace hacia fuera, hacia la piel.
Convección: La sangre se calienta en el interior de nuestro cuerpo y al pasar por las zonas externas les trasmite ese calor. Esto explica porque cuando nos exponemos a bajas temperaturas el cuerpo se defiende cerrando los vasos sanguíneos periféricos, reduciendo así la pérdida de calor corporal. Es lo que se conoce con el nombre de vasoconstricción. En principio provoca adormeciendo de la zona y falta de sensibilidad pero el enfriamiento puede desarrollarse hasta terminar congelando los tejidos.

1.3.2. Pérdida cutánea de calor

- Conducción: Se da cuando haya transferencia de calor  por contacto. El cuerpo más cálido transmite calor al otro.  Esto ocurre cuando nos sentamos en la nieve, agarramos el mango helado del piolet o sencillamente cuando hay contacto entre el aire y la piel.
            La conducción es más acusada cuanta mayor es la diferencia de temperatura. De ahí la importancia capital de la velocidad del aire, que retira la capa de aire cerca de la piel, que ya ha sido previamente calentado, y la sustituye por otra helada, con la consiguiente nueva pérdida de calor por conducción.
            Se calcula que, en condiciones normales, el 3% del calor que se pierde es por transmisión directa y el 15% por contacto del aire con la superficie de la piel.

- Convección: Es la trasmisión de calor a través de un medio líquido o gaseoso. Pensemos en una chaqueta abierta por el bajo que permite la entrada de una masa de aire frío desplazando la masa de aire caliente. De hecho, las cremalleras que permiten el paso de aire al interior de la prenda están pensadas para regular este mecanismo de pérdida de calor. En realidad es una perdida de calor indirecta por conducción.
La velocidad de perdida de calor por convección dependerá de la rapidez del movimiento de las moléculas de aire o agua en contacto con el cuerpo, otra razón de la importancia del la velocidad del viento.

- Transpiración: Es la trasferencia de calor por paso de líquido a gas. Es el principal mecanismo de pérdida de calor durante el ejercicio. Supone, en condiciones normales, el 22% del calor perdido, alcanzando el 80 cuando se realiza actividad.
            Pero independientemente de la pérdida por transpiración, las moléculas de agua depositadas sobre nuestra piel propician una gran pérdida de calor por conducción y convección. La pérdida de calor por conducción es 26 más rápida en el agua que en el aire.  De ahí la importancia de vestirnos con una primera capa transpirable que desplace esas moléculas hacia las capas exteriores. Igualmente importante es tratar de no sudar en exceso gestionando bien nuestra vestimenta.

- Radiación: Es la transferencia de calor entre dos sustancias sin mediar contacto, a través de ondas electromagnéticas, mayor cuanto más diferencia de temperatura. En reposo, es la principal causa de pérdida de calor cutáneo, sobre un 60%. Debe gestionarse ese calor de forma eficiente, reteniéndolo mediante la vestimenta o permitiendo su disipación. Cuando decimos que una ropa nos calienta, en realidad hablamos de su capacidad de retener el aire calentado por nuestro organismo, esencialmente, a través de la radiación.

1.4.    Mecanismo para reducir o aumentar el calor del cuerpo humano
               
El cuerpo humano, de forma instintiva, reacciona ante condiciones térmicas adversa y lo hace de dos formas diferentes:
¨       Mecanismo para reducir la pérdida de calor:
·         Vasoconstricción de los vasos cutáneos, el enfriamiento de la piel hace menos acusada la diferencia de temperaturas entre la piel y el exterior lo que redunda, como hemos visto, en menor transferencia (pérdida) de calor.
·         Piloerección (“pelo de gallina”) para atrapar una capa de aire caliente
¨       Mecanismo para aumentar la producción de calor:
·         Aumento de la secreción de tiroxina
·         Tiritar, que puede aumentar 4 o 5 veces la producción de calor.

1.5.    El frío que hace y el frío que sentimos, el efecto wind chil

            El cuerpo humano esta rodeado por un una fina capa de aire en la que se produce el cambio de temperatura, un puente térmico que va de los 32º de la piel a la temperatura que hay en el exterior.
            Como ya vimos el viento retira esa fina capa produciendo una mayor perdida de calor corporal y una sensación de frío más acusada. Es lo que se conoce por “sensación térmica” o efecto “wind chill”.
            Para saber más:

Tabla para calcular la sensación térmica por efecto del frío y el viento.

           


1.6.   Consejos para luchar contra el frío y congelaciones

§  Estar bien hidratado. Llevar te o caldo caliente. En caso de frío extremo, llenar la botella con agua caliente y en contacto con el cuerpo.
§  Comer pequeñas cantidades a menudo.
§  Evitar que los pies y las manos se entumezcan: dar palmadas, hacer el molinillo, dar pisotones y mover los dedos…
§  Llevar un par de guantes en el interior de la ropa.
§  Utilizar calentadores artificiales.

lunes, 2 de mayo de 2011

Textil: 2. La teoría de las tres capas, una nueva perspectiva

2. La teoría de las tres capas, una nueva perspectiva
                 “La teoría de las tres capas”, por su sencillez, ha demostrado su idoneidad desde el punto de vista pedagógico.  Sin embargo, puestas al microscopio, la diversidad de prendas que pueden englobarse bajo la denominación de “primera, segunda  o tercera capa”, no siempre ocupan esa posición en el orden de nuestra vestimenta.
                Así, por ejemplo, es usual vestir con una camiseta y un cortavientos o una chaqueta impermeable-transpirable, llevando en segundo lugar lo que tradicionalmente se considera una tercera capa. Tampoco es extraño colocarlos encima de toda la ropa, de cuarta o quinta capa, una chaqueta de plumas o fibras, que está catalogada como una prenda de segunda capa. La lista de “desencuentros” no terminaría nunca, porque, precisamente la mayor ventaja de seguir la teoría de las tres capas es la polivalencia que nos permite en nuestra vestimenta, variando las combinaciones en función de la  actividad y de las condiciones meteorológicas.
Sin embargo  es posible encontrar un común denominador a prendas tan dispares como las que se engloban bajo las definiciones de “primera, segunda y tercera capa”.  Y lo hacemos no atendiendo al orden de nuestras prendas sino atendiendo a la función que cumplen. Así, entendemos que el objetivo fundamental de una camiseta de manga corta, una de manga larga o la ropa interior es transpirar; el de un forro polar, una chaqueta de fibra y un mono de plumas es “aportar calor” y el de un chubasquero, un cortavientos y un poncho es aislarnos de la lluvia y el viento.
Somos conscientes de no haber descubierto la pólvora y de que los divulgadores de la “teoría de las tres capas” son los primeros en saber de estos extremos, que pueden ser tan acertados como poco pedagógicos. De ahí que al mismo tiempo que subrayamos su poca rigurosidad también nosotros defendemos el concepto de las “tres capas” como la mejor forma de informar al gran público sobre la vestimenta idónea para practicar el montañismo.
No obstante, aquí estamos para rizar el rizo, para profundizar y para intentar comprender, ya habrá tiempo y lugar para simplificar.
                Vamos a desarrollar la vestimenta de montaña acorde al siguiente esquema:
v  La primera capa o capa transpirable
Ø  Frío y Transpiración
Ø  La prenda ideal
§  Traspiración
§  Adaptación
§  Capacidad térmica
§  Olor

v  La segunda capa o capa térmica
Ø  Frío y retención del calor
Ø  La pluma
§  Pluma y plumón. Gansos, patos y ocas de Europa y Asia
§  Las cualidades de la pluma
§  La chaqueta de plumas
§  El saco de plumas
Ø  La fibra
§  Las cualidades de la fibra
§  La chaqueta
§  El saco

v  La tercera capa o la capa aislante
Ø  Frío y aislamiento
Ø  El cortavientos
Ø  La chaqueta con membrana impermeable-transpirable
Ø  El poncho