sábado, 1 de enero de 2011

Corredor NE del Almirez (con variante) (30-12-2010)

El Almirez
                El Almirez es una de las tres montañas más importantes de la Sierra Nevada almeriense. Las otras dos, entre cuyas cimas se sitúa, son el Buitre, la más oriental y el Chullo, que con sus 2610 señala  la máxima altura de la península.  En la majestuosa falda del Almirez se extienden las poblaciones de Abrucena, Abla y Fiñana.
Su cara norte, con dos vertientes.  es la más vertical de toda la Sierra Nevada almeriense. Su haz nororiental esta sesgada por una larga y estrecha cicatriz, que invierno, cubierta de nieve se convierte un divertido corredor, no exento de peligro,  de inmejorable ambiente alpino. Su haz noroccidental  describe junto a los picos adyacentes un cuarto de circulo que cae vertical, plago de estrechos canales y de muros infranqueables.

Los mapas


                Para acceder al inicio de la ruta debemos coger la salida de “Fiñana” en la autovía Almería-Granada. Ya en la rotonda de salida, nos dirigimos al sur, a las altas montañas, hacia el “Refugio de Ubeire”. Dejando a nuestra derecha un campo de futbol y una serrería, seguimos por una pista forestal durante unos 14 km, sin coger ningún desvío. Unos veinte minutos después dejaremos atrás el cartel que señaliza el Refugio de Ubeire. Tras unos doscientos metros, debemos estar atentos pues una fuerte curva a la izquierda salva la loma donde se encuentra el cortafuegos que deberemos subir. Aquí hay un buen ensanche para dejar los coches.
                La pista está en muy buenas condiciones, normalmente es posible acceder con un turismo hasta el refugio de Ubeire, si bien después de una intensa nevada  o de lluvias copiosas el acceso se puede complicar bastante.
Descripción de la ruta
                La subida del cotafuegos puede llevarnos sobre una hora. En atravesar el corredor, dos o tres horas más sin asegurarnos. Para bajar, podemos seguir el mismo corredor si está en buenas condiciones o a través de la empinada loma que da al cortafuegos.
                Es casi imposible perderse, tan sólo hay que girar a la izquierda tras finalizar el cortafuegos para darnos de bruces con el magnifico corredor que nos llevará siguiendo su cauce principal muy cerca de la cima.
                La dificultad de la ruta exige saber donde nos metemos, sin ser excesivamente técnica, en absoluto es apta para principiantes.
Crónica del día
En el plan inicial éramos cuatro. Al final quedamos, los de la foto, Carmelo y yo, pocos pero valientes… ¡pero valientes, valientes!

Llegamos como llegan los buenos alpinistas, de madrugá (todavía no me lo creo) y la montaña nos lo agradeció con esta estampa (¡qué apañá!)

El día espectacular, temperaturas suaves y nada de viento, una gozada si mirabas a la izquierda

Y a la derecha


En fin que "dale que dale" nos pusimos en el inicio del corredor. Y como vamos echando cabeza, decidimos estrenar las cuerdas que además queda muy profesional (de no ser por los enredos, je,je). Las vistas nos avisaban de la espectacularidad del recorrido.

Ya metidos en faena


No encontramos tanto hielo como esperábamos, pero el que encontramos, lo disfrutamos...


A mitad del recorrido vimos a nuestra derecha un estrechamiento que picaba hacia arriba, así que desoyendo la voz de la prudencia !al ataqueeeeeeeeeee!. A mitad del pasillo un saliente de roca tapizado de hielo puso a prueba nuestros nervios, apenas conseguíamos clavar el piolet para traccionar, y una vez encima de la roca el hielo del crampón izquierdo estalló dejándonos en una precaria situación…



El final del pasillo parecía prometer la ansiada tranquilidad, pero nada más lejos de la realidad: continuaba la verticalidad, sin descanso posible, alternando zonas de nieve venteada que no ofrecía la más mínima seguridad con otras donde la nieve apenas alcanzaba unos centímetros. Sin mucho convicción me orillé a la izquierda  donde descubrí un pequeño descanso en el espolón y un asidero salvador para fijar una reunión con la que asegurar a mi compañero, que ya no se soltó de la cuerda (por si acaso).


Desde aquí, bien asegurados, todo fue tranquilidad y belleza.


Entre paredes vertiginosas veía yo a mi compi. Y así me veía él (hay que esforzarse para vernos, mejpor seguir la cuerda):


En la cima, la vertiente oeste que tantas aventuras promete…


Un día de esos en los que experimentas lo que es tener el corazón en un puño, de los que templan los nervios, en los que la montaña se muestra  mas espectácular y peligrosa, de esos que te devuelven las ganas de hacer cosas tranquilitas la próxima semana... aunque la siguiente...

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